¡Qué verguenza de religión!

No puedo escribir como me sentí al leer los comentarios de Tarciso Bertone porque seguramente me censurarían el blog por usar vocabulario soez. Para los que no saben quién es el Cardinal Bertone es el secretario de estado del Vaticano, como quien dice la mano derecha del alcahueta Benedicto XVI, y lo que me dejó anonadado fue su justificación al escándalo de pedofilia que azota la decrépita y caducante Iglesia Católica.

Yo no sé si es que para llegar a las altas esferas del vaticano hay que decir burradas al por mayor y no analizar las cosas que se van a decir antes de castigarnos a los mortales con semejante diarrea verbal, como la que tuvo el Papa en África al referirse al uso del condón . Honestamente parecieran que todos estos "jerarcas vaticanezcos" hubieran ido a la misma escuela de Chávez y Morales (si es que esos dos mongos fueron a la escuela). Según la lumbrera de Tarciso la pedofilia, que pareciera ser una pandemia en los círculos católicos, no tiene nada que ver con la abstinencia sacerdotal sino con la homosexualidad. ¡COÑO, que importa de dónde esté relacionada, lo importante es que paren con eso ya!

Por supuesto que tajantemente me niego a creer semejante babosada, pero el avispado este cree que esto justifica los miles de niños y niñas que han sido traumatizados por los pervertidos religiosos de esta comunidad. Gay o no, los que violan a niños y de hecho a cualquier ser humano tiene que ser puesto tras las rejas y a los que los cubran también, incluidos dirigentes religiosos y sin importar si estos tienen títulos papales. Pero pareciera que no se han dado cuenta que la gente más que estar interesada en descubrir de dónde viene semejante aberración (y con esto no quiero insinuar que no sea importante y la razón de su arraigo dentro de la curia) esta enfurecida por la pasividad y el proceder del Vaticano al encubrir estos delitos. Y es que no estamos hablando de uno o dos casos, en este momento hay decenas de investigaciones, desde California pasando por Chile, hasta Irlanda y Alemania.

Si yo fuera un pedófilo empedernido lucharía por entrar a la poderosa organización católica como fuera, ¿por qué donde más me van a ayudar a escapar y a conseguir nuevas víctimas una vez comienzan las sospechas en determinado lugar? ¿En qué otra organización mi jefe me ayudaría a esconderme si se rebelan mis actuaciones indebidas? y sobre todo ¿dónde más me van a excusar de semejante atrocidad supuestamente por mi orientación sexual? Con razón tantos católicos salen en desbandada a otras religiones, al final de cuentas quien quiere hacer parte de semejante banda de delincuentes.