Este artículo lo venia pensando desde que llegue a este país hace mas de tres años y por fin parece que se materializó. Vamos directo al grano. Aquí les contaré lo que me parece súper de esta tierra, lo que no me gusta y lo que se podría mejorar. Empecemos con lo malo: el calor es insoportable en verano y con el llegan las moscas más intensas de la faz de la tierra, de esas que se le meten por cualquier orificio del cuerpo incesantemente sin importar si se les ha espantado con la mano setecientas mil veces. Sumado a esto toca cuidarse de todos los bichos que hay porque como uno no es de estas tierras no sabe cuales son venenosos y cuales no. En Bogotá uno esta acostumbrado a ver solo un tipo de araña sabanera escuálida e indefensa, pero acá las hay de todos los colores, tamaños, peludas, lampiñas y de todas las variedades.
Pero volviendo a lo del clima, el verano de acá que es intenso y largo, casi siete meses, se caracteriza al sur del continente por lo seco, ya que no hay humedad. Y es que el verano de acá es palabras mayores, en Adelaida el enero pasado tuvimos una semana en la cual 7 días consecutivos estuvimos por encima de los 42 grados centígrados, ósea hasta el circo del sol tuvo que cancelar las funciones por culpa del sol, un poco irónico. Salir de la casa era la misma sensación que un roscón debe sentir cuando lo meten al horno, era un infierno.
La otra cosa horrible de este país es la mayonesa. No se que paso pero acá no llegó la receta original sino la rendida, la cual pareciera que la diluyeran en agua para que alcanzara para todos, sencillamente asquerosa. Toca comprar la importada para poder hacer emparedados de atún presentables. Las salchichas de pollo también son inmundas, de nuevo todas aguadas, no se si sera porque esto es una isla o que, pero al igual que la mayonesa toca comprar las alemanas. Y en la lista no podia faltar la legendaria vegemite, que el que no sabe que es es más o menos como una mantequilla de cerveza amarga y queso azul, repugnante pero los australianos la aman.
Algo realmente feo de acá es la historia del trato que se les dio a los aborígenes y los problemas que esa coyuntura aun tiene socialmente en todos los estados de la nación. Es una tragedia no muy resonante a nivel internacional pero las atrocidades que los blancos cometieron contra ellos son realmente abrumadoras y aún hoy en día atormentan al público australiano.
Otra cosa maluca de estas tierras es que es realmente la última parada del autobús antes de llegar a la Antártica. Para llegar a Sydney o Melbourne desde Los Angeles hay que volar 14 horas, si catorce no es un error tipográfico, y sin parar. Lo mismo desde Santiago de Chile. La verdad ni que uno tuviera rabo de acero para semejante osadía pero no hay escapatoria. Por supuesto esto conlleva a un jetlag de la fregada pues la diferencia horaria a Bogotá es de mas de 12 horas y aun peor para la Ciudad de México.
Ahora las cosas buenas, la verdad es que hay muchas por algo este país ha sido catalogado como uno de los mejores para vivir y cuatro de sus ciudades capitales constantemente encabezan los listados de las urbes con mejor calidad de vida. Como hay tantas virtudes solo voy a hablar de una pocas.
Imposible no empezar con la fauna. Los canguros, los koalas, los demonios de Tasmania, los emu, los pájaros, las cacatúas, los tiburones, los ornitorrincos, etc. Es esa lejanía la que hace que este país tenga la fauna más espectacular del planeta. ¿En qué otro país ve uno cacatúas de cresta amarilla en la parada del bus en pleno centro? o ¿En dónde más se ven canguros en la playa?
Sydney, la verdad es que tiene un tráfico bastante malo pero como mi papá en una reciente visita dijo: “Sydney con Rio son las ciudades costeras más maravillosas” y la verdad es que si lo son. No hay edificio más sensacional que la opera iluminada de distintos colores con la luna llena reflejándose sobre la bahía. Melbourne es super linda y Adelaide super funcional y bella, pero como Sydney no hay dos.
La cultura de la comida y del alcohol, si así es; las cidras y todos los vinos, blancos, rojos, rosados, los viñedos y los pubs es una cultura increíble. Si, ya se que sueno como alcohólico, pero la verdad es que aquí no se trata de solo beber sino de todas las opciones que hay, las combinaciones, los tours en las regiones vinícolas, los B&B’s dentro de los viñedos. Todo esto bastante cerca de unas playas bastas, hermosas y solitarias, pues recordemos que este país es la nación con la menor densidad poblacional de todo el planeta. Y con el alcohol viene de la mano, la comida que aunque la cocina australiana, si es que existe ademas del canguro que si se come, no sea muy extensa ni popular, el Australiano come muy bien. Esto debido a todos los inmigrantes y la pasión por la comida étnica y exótica. Y si no es de salir a la calle, la mayoría de la gente le encanta la cocina, tiene sus propias huertas y arboles frutales (incluyéndome a mi) lo cual despierta esa pasión de cocinar, es algo realmente sensacional que yo no he vivido en ningún otro lado.
Por estas y otras razones es que me considero muy afortunado de llamar a este país mi hogar y me voy que tengo que meter al congelador el helado de níspero que acabo de preparar. Y si son del níspero de mi jardín.
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