Víctima de diagnostico médico equivocado



El domingo pasado, día después de mi cumpleaños y después de la emoción de las felicitaciones, llamadas y regalos a eso de las cinco de la tarde me empece a sentir extraño. Por alguna razón que uno no conozco estos últimos cuatro meses se han visto plagados de resfriados y como de habitud a mi me comienzan por la garganta. Sin embargo el dolor  esta vez era un poco distinto, era en solo la parte derecha de esta. Al siguiente día amanecí peor y no fui a trabajar. A pesar del dolor logre comer tres cucharadas de boloñesa y ya… pero bueno para no hacer la historia muy larga y aburrida ese mismo día termine en el hospital y esperando a que me atendieran fui el protagonista de esos episodios que solo se ven en películas de terror pero para no asustarlos no entrare en detalle.

El caso es que la doctora de urgencias dictamino que tenia el tan resonado virus de la influenza y debía guardar reposo por una semana y como para eso no hay nada me tenia que mamar el dolor. Para la fiebre me mando Advil, que por cierto según ella se puede combinar con el Tylenol porque son dos medicinas distintas, pero eso si la garganta ni me la miro y yo en el malestar que estaba ni le insistí, pero para este punto pasar saliva se sentía como pasando un puñado de alfileres. El caso es que me enviaron para la casa. Los dos siguientes días fueron mas o menos lo que un parto sin anestesia se debe sentir, supongo yo. No mejoraba pero seguía tomándome mis 20 píldoras diarias y comiendo compotas de bebe que era lo que medio soportaba tragar. Déjenme decirle que todas las mamás debería de probar esos potajes porque la verdad saben a mico, yo no se si es que las de los 70’s eran ricas pero yo no me acordaba de que supieran tan maluco. 

Cuatro días en mi convalecencia y decidí pedir cita donde mi doctor generalista (en estos países ni con seguro privado puede ir uno al especialista) para que me viera. Afortunadamente el Dr. Williams me vio y apenas le dije sobre mi dieta liquida a raíz del dolor insufrible de cada trago, sin pensarlo dos veces me reviso la garganta y abra cadabra el tipo dio con el clavo, tenia  una infección en la garganta. Yo de idiota nunca le pedi a la del hospital que me la revisara, pero después de llorar cada vez que tomaba agua por cuatro días lo único que quería era decirle al Dr. Williams que era mi héroe, que le agradecía el antibiótico que me receto y que si me encontraba con la doctora pelirroja del hospital por la calle la mechoneaba (ni modo de escupirla porque me dolía hasta el alma).


Así que toda la semana me la he pasado viendo películas, les super recomiendo: La vida de los otros, Lore, un asunto real, el secreto de Vera Drake y Omar, y pues la moraleja de este cuento es: por obvio que sea si le duele una parte del cuerpo que se la revisen, no deje a los doctores asumir, segundo que a pesar de ir a urgencias es buena idea pasar por el médico de cabecera poco después y tercera no le den compotas Heinz a los bebes sin antes probarlas, si ud. no es capaz de comérselas probablemente su bebe tampoco. 

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