El Infierno Australiano

Son realmente desoladoras las imágenes que vienen de Australia por estos días, y se tornan aun peor cuando al parecer en un alto porcentaje de los incendios (en 40 ya se ha confirmado la injerencia de la mano humana) que azotan el sur fueron provocados por desequilibrados sociales. Por supuesto los 40 y pico grados centígrados que el país está soportando no ayudan a la situación. Y si por el sur tienen que afrontar las llamas de lo que serían los peores incendios en la historia, en el norte las inundaciones han hecho que las zonas afectadas estén infestadas de cocodrilos y víboras. Cabe recalcar que la isla nación posee varias de las especies de culebras más venenosas del planeta.

Pero volviendo a Victoria, Australia del Sur y Nueva Gales del Sur, donde pueblos enteros han sido consumidos por la llamas, al igual que más de 300.000 de hectáreas de bosques, innumerables animales han perdido la vida y más de dos centenares de personas murieron calcinadas o por causas relacionadas con el fuego; la situación es realmente crítica ya que en varios sectores de estos estados el abastecimiento de agua potable y de gas se han visto afectados por el fuego.

Los incendios que ocurren de manera espontánea, es decir como producto de la sequía y las altas temperaturas o por rayos, son un sistema natural de regeneración ambiental y aunque eso no hace que sus repercusiones sean menores es una forma de la naturaleza de "reinventarse", sin embargo cuando son provocados por el humano la connotación de estos es distinta. ¿Qué es lo que lleva a una persona a prender fuego y provocar incendios como estos? Primero hay que hacer una distinción entre pirómano, incendiario y pirófilo. El primero tiene una fascinación hacia el fuego causada por una condición psiquiátrica, el segundo lo hace por venganza o con ánimo de lucro y el tercero tiene gratificación sexual por medio del fuego, y esta también es una condición mental.

Tanto la pirofilia como la piromanía son extremadamente raras, afectan mayoritariamente a los hombres y representan porcentaje muy pequeño de los internos de las instituciones psiquiátricas. En el caso de la piromanía se han encontrado casos hasta en niños de 3 años y para un paciente ser correctamente denominado pirómano debe haber iniciado al menos dos incendios por el solo hecho de hacerlo y sin ninguna otra motivación. La prognosis para el tratamiento de esta enfermedad es generalmente de resultados bajos.

Siendo estos factores determinantes para la correcta utilización del término pirómano me atrevería a decir que muy probablemente cuando los noticieros usan esta palabra para referirse a las personas que iniciaron estos incendios estarían errados. Deberían usar otro título ya que muy probablemente estos asesinos eco-desadaptados tienen desequilibrios mentales pero no el de iniciar fuego por simple euforia y aunque esto no hace que la tragedia sea menos dolorosa si cambia el matiz de la responsabilidad y castigo que los incendiarios deben afrontar.