El cliente siempre tiene la razón, ¡si cómo no!

Viniendo de la escuela de cruceros, donde al cliente se le hace la venia así el tipo este orinando fuera del tiesto (como dirían coloquialmente por ahí), es un suplicio, casi que el mismo al del tráfico Bogotano, ver como los clientes son atropellados y ultrajados por los negocios y nadie dice o hace nada. Yo los convoco a todos para que nos unamos y hagamos que el desinteresado cajero del banco, la mesera grosera del restaurante, el petardo vigilante en la embajada y la "igualada" agente del check-in, reciban su merecida queja si no hacen el trabajo como lo deben hacer. Y para que vean que estoy hablando en serio les voy a contar una anécdota del día de mi cumpleaños.

El 13 de Septiembre, después de haber comido un delicioso curry en el único restaurante hindú de Bogotá (el cual por cierto no recibe tarjeta de crédito y como es debido exprese mi inconformismo a la hora de la salida, siempre hay que hacerlo cuando ya no le puedan hacer nada a lo que uno va a consumir), me fui con unos amigos a un centro comercial. Como me estaba visitando un amigo del exterior, necesitábamos cambiar unos dólares por pesos. En Colombia por el problema del lavado de dinero, cambiar moneda extranjera en una casa de cambio es casi tan complicado como una cirugía de corazón abierto, pues le piden a uno el pasaporte, la dirección, el teléfono, la talla del zapato y el color de los calzoncillos, entre otros. Mi amigo no acostumbrado a tan singular interrogatorio y sin un español fluido, dio el nombre de un hotel cualquiera como sitio de hospedaje. La cajera llamó al hotel y por supuesto no había nadie registrado bajo ese nombre. Es aquí cuando lo bueno comienza, en ese momento entré a mirar porque estaba tomando tanto tiempo la transacción, cuando noto que la mujercilla esta (por no llamarla más feo), le está dando toda la actitud displicente que los colombianos sabemos dar cuando alguien nos cae mal. A ver, una cosa es que sean groseros con uno, pero que sea altanera con un extranjero que no habla español bien y que no entiende la situación, son palabras mayores.

Como buen peleador que soy, los que me conocen bien lo pueden constatar, inmediatamente puse a esta (sigamos con mujercilla) en su sitio, y por supuesto no le gusto, ella seguramente estaba acostumbrada a ser una insolente sin recibir contestación alguna por parte de sus víctimas, pero pues conmigo la cosa era a otro precio. Desafortunadamente me toco recordarle a esta señora, no a su madre porque vulgar no soy, pero si la razón del porque ella está en esa ventanilla y de donde es que provenía su salario, y pues como ella parecía no querer trabajar, me volteé, salí del local y le cerré la puerta del negocio, por supuesto con mi amigo y sus dólares, pues a pesar de la ofuscación no los iba a dejar con esa abusadora.

Así a mucha gente le disgusten los estadounidenses, allá si no se ponen con rodeos, usted hace una medio mueca y a los dos segundos esta su jefe hablando con el cliente y es por eso que el buscador del servicio es tratado de una manera distinta, por supuesto no falta el atropellador, como no faltan en Italia, en Grecia y hasta en Tailandia y lo digo por experiencia propia, pero por lo menos usted tiene con quien quejarse y defenderse. Pero ojo, con esto no quiero decir que trabajar con el público sea una tarea fácil porque no lo es, también lo digo por experiencia propia, y por consiguiente hay que ser tolerantes, sin embargo esa paciencia debe tener un límite pues al fin y al cabo estas personas están siendo pagadas para ofrecer un servicio y si el trabajo no les agrada pues que busquen otro puesto, a ver si es tan fácil con la crisis económica que se avecina y con los altos índices de desempleo. Pero sea lo que sea por favor no se quede callado y si necesita ayuda, llámeme que yo con mucho gusto lo asistiré, recuerde que aquí estamos para servirle.