Confieso que yo estoy hasta la coronilla de ese tema. Estamos todos en Colombia. Hay que manejar con mucho cuidado lo que está pasando con Venezuela. Pero la prudencia no es enemiga de la dignidad; ni la cautela excluye el sentido del decoro de uno, el sentido del honor. Ustedes han visto que una vez más, como tantas otras en el pasado, el presidente Chávez decidió insultar a Colombia con el mismo argumento: dólares, dólares, dólares, petróleo, dinero, exportaciones, importaciones, divisas... pues creo que ha llegado la hora de que los colombianos hagamos el gesto de decirle al presidente Chávez sin alzar la voz, como el suele hacerlo, sin usar adjetivos ofensivos, incluso soeces como los que usó ayer en su concejo de ministros, ha llegado la hora de decirle: Señor presidente, de la manera más atenta quédese con sus dólares.
Yo sé lo que significa Venezuela para la economía colombiana, yo lo sé, es el segundo socio comercial de Colombia en el exterior, el primero es Estados Unidos, pero aun así, yo no sé si los colombianos estén de acuerdo conmigo o no, ni yo he venido aquí a que me aplaudan sino a decir lo que pienso, y si no están de acuerdo, muy bien pero lo voy a decir: Si de mí dependiera, preferiría morirme de hambre con dignidad. Uno no puede seguir aceptando esos insultos recurrentes, permanentes, frecuentes, constantes a nombre de unos dólares. Les confieso que a mí me indigna cada vez que oigo a un dirigente gremial colombiano diciendo "cuidado se van a bajar las exportaciones" sí, yo lo sé, pero que se bajen si ese es el precio de nuestro decoro.
Con eso, con eso no se puede jugar. Colombia no puede seguir aguantando, soportando, tolerando a cambio de unos dólares de Venezuela, la agresión del señor Chávez. No es Venezuela, es el señor Chávez. Mire, vuelvo y le digo, el único argumento que expone siempre el señor Chávez: "me traigo los diplomáticos en Bogotá y congelo las relaciones comerciales y voy a comprar en otra parte" ¡compre donde usted quiera señor! es lo que hay que decirle. ¿Qué si nos hace falta ese dinero? claro. ¿Qué nos va a provocar problemas sociales, más desempleo? claro. Pero nada de eso debería de estar por encima de nuestra dignidad de colombianos. Nada.
Mire, ayer en ese consejo de ministros, que el maneja como si fuera una escuelita de pueblo "tu fulano vas y me suspendes relaciones, tráeme al embajador" ese tipo de cosas, ayer en esa reunión con sus ministros, el presidente Chávez que fue lo que no dijo. Habló de todo, de lo único que no habló era de lo único que tenía que hablar. Respóndale señor al gobierno sueco que le ha mandado preguntar, ha mandado pedirle que usted presidente de Venezuela le explique porque armas vendidas por Suecia a Venezuela aparecieron en un campamento de las FARC. Ese es todo el asunto. Y Suecia pregunta y Chávez responde insultando a Colombia, por los dólares. "Porque no vuelvo a comprar carne, porque no compro más huevos". Pues yo sí, se los digo sinceramente, si de mí dependiera mando los dólares de Venezuela a la porra. Mire señor a mi me da mucha pena y me hace una falta esa plata, pero mi dignidad vale más que eso. Ese es el único argumento del presidente Chávez "el dinero, las exportaciones, la congelación, la no sé qué, la sí sé cuando, compro en otra parte, me voy para Brasil, me voy para Chile". Hágalo, pero hagámonos respetar.
Este país, este país nuestro a lo largo de la historia ha estado dispuesto a morirse de hambre por no vender su dignidad varias veces. Yo recuerdo una que viene muy al caso en este momento cuando se está celebrando la campaña libertadora de 1819, la de julio y agosto que terminó en el puente de Boyacá. Ahora que estamos en la campaña, recuerden lo que pasó en Socha, esa admirable población boyacense, cuando el cura del pueblo al paso del ejército de Bolívar, que era venezolano a mucha honra de todos, recogió ropita para darle al ejército libertador y apareció, según narran los historiadores, entre la gente, apareció una comida y Bolívar les dijo "mire comida no, necesitamos ropa para poder subir a Pisba que eso es helado y estos hombres vienen del llano que es caliente" y prefirío rechazar unos víveres a cambio de ir a combatir y de la ropa para supervivir. Eso fue en 1819, hace 199 años en este momento. En Socha, Boyacá.
Qué tal la historia de Cartagena de Indias en 1815, 4 años antes cuando España vino a reintentar la reconquista del reino y Pablo Murillo sitio a Cartagena. La ciudad tenía 16.000 habitantes, cuando termino el sitio en Cartagena quedaban 8.000, había muerto la mitad de la población o se habían ido a las islas del Caribe para no rendirse. Lean ustedes lo que cuentan las crónicas de la época, las crónicas de O'leary por ejemplo cuantos, cuantos colombianos se murieron de hambre en la calle en Cartagena, la ciudad no se rendía, para que ahora el señor Chávez con unos dólares y unos barriles de petróleo venga y ofenda todos los meses la dignidad colombiana. Díganle, díganle, díganle de parte del pueblo de Colombia, díganle que se puede llevar sus dólares. Mire, nos van a hacer falta, vamos a vivir una crisis, ¡lo que sea! menos el desdoro, la deshonra. Como decía el general francés en medio de la batalla contra los ingleses "que se pierda todo menos el honor".
Y ahora que digo batalla yo no estoy convocando a guerras, toda guerra es estúpida. Hay que recordar lo que decía Sisedon en el senado romano cuando clamaba contra la guerra diciendo "nunca ha habido una guerra buena, ni una paz mala". Nadie está hablando de guerras, estoy hablando de una cosa mucho más importante que una guerra, la defensa del honor del país. Nadie quiere irse a guerra con Venezuela, ni con nadie, eso sería estúpido pensar en eso. Pero, bueno saben ¿por qué soy yo enemigo de toda guerra? porque jamás nadie ha ganado una guerra, nadie, por la misma razón que uno no puede ganar un terremoto o un tsunami o un huracán, eso es una tragedia natural. Nadie está hablando de eso, estoy diciendo simplemente que el día menos pensado le digamos al presidente Chávez la gente decente no le enrostra el dinero a los demás, no se lo restriega en la cara, llévese su dinero que Colombia no es, no es y no ha sido nunca, ni en Socha, Boyacá ni en Cartagena de Indias, Colombia no ha sido nunca una país como ciertas naciones del Caribe pequeñitas que usted pueda comprar con unos barriles de petróleo. ¿Qué tal la frase que uso ayer? "Siempre le extendemos la mano generosa". Pues no me extienda más su mano generosa, si se trata de dólares, pero la dignidad del país está por encima de todo eso.
Que me perdonen ANDI, FENALCO, los productores de leche, de huevos, los de carne, los de cuanta cosa hay, pero creo que es hora de defender el honor nacional por encima de las exportaciones. Son las 7:18 perdónenme que me haya extendido tanto, pero creo que la situación es tan delicada que lo ameritaba.
Comentario editorial de Juan Gossaín en Radiosucesos de RCN.
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